Durante este año, las visitas de Felipe VI a cataluña han sido una clara constante. La primera se produjo apenas una semana después de su proclamación, cuando entregó los premios de la Fundación Príncipe de Girona en un acto público en el que volvió a recalcar la necesidad de unión entre las distintas realidades culturales de España.
Ver los viajes de los reyesEl Rey y un año de seriedad
Si alguna característica puede extraerse de estos doce meses de reinado de Felipe VI sería ésta de la seriedad, corolario de la consciencia del Rey sobre la gravedad y sustancial importancia de su papel en el sistema constitucional y de su lucidez sobre cómo dejó su padre la Institución, para lo bueno y para lo malo. El monarquismo tradicional español aducía en 2014, y aún antes, cuando se conoció la posibilidad de que Don Juan Carlos abdicara, que el Rey padre no renunciaría hasta que no dejase a su hijo el panorama social, político e institucional “despejado” porque lo contrario resultaría temerario.
Don Juan Carlos, sin embargo, por esas circunstancias imprevistas de la historia, no sólo dejó a su hijo un país en crisis abierta, sino también con la Corona dañada en su reputación. En otras palabras: la sucesión en vida en la jefatura del Estado se produjo en unas condiciones precarias y difíciles para el nuevo Rey. Su rostro sólo refleja la realidad a la que se ha enfrentado desde hace un año.
Con dosis de alquimia, Don Felipe y su entorno comenzaron a transitar de la tradición a la contemporaneidad desde el mismo momento de la proclamación. La laicidad del acto parlamentario y la ausencia de símbolos que opacasen la soberanía popular representada en las Cortes, se correspondió también con la ausencia de celebraciones glamurosas. Un acto multitudinario y desordenado en el Palacio real –miles de invitados- tras un breve recorrido por las calles de Madrid y un saludo desde la logia de la gran casa de los Borbones en Madrid ha sido el prolegómeno de otros encuentros del Rey y de la Reina con colectivos siempre extramuros del sistema: desde ONG varias a organizaciones de militancia por los derechos civiles.
La Corona es cercana –no falta a acontecimientos, incluso a pequeños acontecimientos guiada por la intuición popular de la Reina que sabe dar el toque de plebeyez que la Institución necesita- pero no es campechana. No es carismática –no al menos todavía- pero es tan eficaz como su titular demuestra cuando acude a citas internacionales –el viaje a Francia ha sido clamorosamente exitoso para los Reyes y para España-, a eventos simbólicos o a citas representativas de los distintos países de nuestro entorno europeo y de la comunidad de naciones latinoamericanas.
El Rey Felipe VI es ese hombre que, firme, presentado, serio, sin un mal gesto, soporta la pitada al himno nacional y a lo que él representa en el Camp Nou barcelonés. Él cree que su obligación es absorber el impacto de ese incidente como disfrutar también de aplausos y vítores, tomando aquel y éstos con la relatividad de lo contingente si al final consigue –que lleva camino de conseguir- hacerse con los mandos de la Institución y el reconocimiento de los ciudadanos.
El Rey seguramente no es todavía amado, pero es, sin duda, respetado. Porque se percibe que toda su vida ha consistido en una espera para volcarse en lo que está haciendo, día tras día, estos últimos doce meses. Su padre fue el Rey fundacional y carismático. Él es el Rey riguroso y serio que debe hacer repostar a la Corona de todos los intangibles de los que se vació en los últimos años. La revocación del título de Duquesa de Palma a su hermana la Infanta Cristina ha sido el aldabonazo más sonado sobre la determinación del Rey de devolver a la Corona la solvencia y la respetabilidad que había perdido. Una decisión seguramente dolorosa pero estrictamente necesaria para ganar crédito público y mostrar una voluntad institucional que se superpone a los afectos y los lazos de sangre.
Cuando su hermana y su cuñado se sienten dentro de unos meses en el banquillo, ya sin la condición de Duques de Palma, la Monarquía española atravesará por una prueba de fuego y será necesaria toda la entereza, toda la seriedad, todo el rigor de un Rey que habrá de ver y de escuchar –en la calle, en los medios, en su propio entorno- un relato de los últimos años del reinado de su padre opuesto por completo al que signó los primeros, aquellos legendarios en los que Don Juan Carlos encarnó el cambio y la libertad.
Felipe VI –ajeno por completo a las responsabilidades que otros hayan podido asumir, sea por acción o por omisión- llegará a la cita penal de su hermana y su marido en las mejores condiciones que han sido posible establecer en estos y sucesivos meses: como un Rey serio y cumplidor, consciente de su misión histórica y a punto para abordar después de las elecciones de noviembre de este año la apertura de una nueva era política en la que el monarquismo español lo será por convicción de la funcionalidad de la Corona y la ejemplaridad de su titular, o no será.
Quizás lo mejor que le ha sucedido a Don Juan Carlos y a la Corona de España sea que la abdicación –que algunos mantuvimos era necesaria y urgente- de 2 de junio de 2014 y la proclamación de Don Felipe el 19 de ese mismo mes hace un año, más que un acto de renuncia haya sido una determinación para que la Monarquía parlamentaria continúe en España. Y es muy probable que, pese a los desafíos que el Rey tiene por delante, lo logre en breve porque Don Felipe es un hombre serio. Y sólo lo son los que están imbuidos de su responsabilidad y sólo tienen tiempo de vivir galopando sobre ella sin descanso. Felipe VI es un Rey para un tiempo histórico que no reclama alharacas ni celebraciones, sino eficacia, ejemplaridad y rigor. Por eso, es un Rey necesario.
Este año ha sido, sin embargo, un mero preámbulo de las dificultades que el Rey va a tener que sortear. En España las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo han abierto un nuevo mapa de poder en el que al menos una fuerza política de izquierda plantea un proceso constituyente y todas las demás, como plazos sin concretar, la reforma del Título II de la Constitución para derogar la prevalencia del varón sobre la mujer en la sucesión. Una reforma que abrirá, sin duda un gran debate sobre la forma de Estado previo a un referéndum que el Rey, en silencio pero actuando como tal, tendrá que ganar para relegitimarse.
Proclamación: “En esta España cabemos todos”
19 de junio de 2014. Era la fecha esperada por todos. El día de la proclamación de Felipe VI sirvió como escenario perfecto para que el nuevo rey de España hiciese su primera declaración de intenciones: “En esta España cabemos todos”. Unas palabras con dos receptores muy especiales y destacados entre el resto: Artur Mas e Íñigo Urkullu.
La proclamación, en imágenesEncuentro con el Papa Francisco
Los primeros 15 días de reinado oficial se cerraron con la recepción llevada a cabo por el Papa Francisco, un encuentro meramente protocolario, pero en el que los nuevos representantes de la monarquía española mostraron su nueva imagen al pontífice.
RecordarLavado de cara y código de buenas conductas
Con el verano recién estrenado, la nueva Corona empezó a perfilar lo que sería la nueva imagen de la Casa Real. Un nuevo retrato que vendría condicionado por el establecimiento de un nuevo código de conducta que, a la postre, instauró una serie de normas dirigidas a aumentar la confianza entre los ciudadanos.
RecordarAnte la ONU: “Cuenten con España”
A finales de septiembre, Felipe VI acudía a Nueva York para comparecer ante el Consejo de Seguridad de la ONU, al que lanzó un claro mensaje: “Cuenten con España para defender la democracia en el mundo”. Durante su visita, el monarca aprovechó también para verse con barack Obama.
RecordarDimisión de Spottorno
Uno de los asuntos más polémicos, además de las complicaciones legales de su hermana, ha procedido del que fuera consejero de su padre, Rafael Spottorno, que acabó dimitiendo de su cargo por su implicación en el escándalo de las ‘tarjetas black’ de Caja Madrid.
RecordarLa Infanta, al banquillo
El momento sin duda más delicado llegó poco antes de Navidad, cuando el juez José Castro decretó que la Infanta Cristina vaya a sentarse en el banquillo de los acusados como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos por Iñaki Urdangarín.
RecordarPrimer discurso de Navidad: hay que cortar la corrupción “de raíz y sin contemplaciones
Había mucha expectación por escuchar el primer discurso de Navidad de Felipe VI, y lo cierto es que no defraudó. En él, el nuevo rey hizo un discurso orientado hacia la regeneración y con el objetivo de cortar la corrupción “de raíz y sin contemplaciones”. El monarca también lanzó varios guiños al hermanamiento con Cataluña y País Vasco.
Recordar“Una monarquía renovada para un tiempo nuevo”
En su primer discurso ante las Cortes, Felipe VI rompió definitivamente con la anterior imagen de la Corona para dejar claro a todos los asistentes que estaban asistiendo al nacimiento de “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”. Así, 2015 comenzaba con un monarca que se desmarcaba de la línea que le había precedido.
RecordarNuevos presupuestos de la Casa Real
En febrero, la Casa Real hizo público tanto su presupuesto como el desglose del mismo. En el nuevo reparto, Felipe VI redujo su sueldo hasta los 234.204 euros y asignó a su padre unos honorarios de 187.356 euros.
RecordarPitos al himno en la Copa del Rey
Seguramente haya sido el momento más incómodo de este año. Coincidiendo con la final de la Copa del Rey, Felipe VI presenció en directo la estruendosa pitada hacia el himno nacional que sonó de manera previa al partido. Una pitada cuya polémica aún está presente en el debate público y que provocó, entre otras cosas, que el monarca no acudiese a la final de la Champions League que ganó el FC Barcelona.
RecordarRetira el Ducado de Palma a la Infanta
Este mes de junio empezaba con una mediana sorpresa: Felipe VI decidía retirar a su hermana Cristina el Ducado de Palma que venía ostentando hasta ahora. La decisión no pareció gustar mucho a la Infanta, que aseguró haber sido ella quien renunció al título, aunque desde Casa Real se negó dicha versión.
RecordarEl 75% de los españoles apoya a Felipe VI
El primer año de reinado de Felipe VI acaba, pese a todo, casi de la mejor manera posible. Según la última encuesta del CIS, el 75,1% de los españoles apoya al nuevo rey. Una prueba medianamente clara de que la operación de lavado de cara ha surtido efecto.
Recordar