Estados Unidos comienza la construcción de un nuevo juego de esclusas que permitan el tránsito de buques comerciales y de guerra, ya que las esclusas anteriores no tenían las dimensiones suficientes. Sin embargo, la guerra frustró el proyecto.

Pero la ampliación también va a tener efectos planetarios. La entrada en funcionamiento de la nueva arteria del canal supondrá una de las mayores innovaciones en la navegación mundial desde que se inauguraron los dos primeros juegos de esclusas hace un siglo. El 6% del comercio global recurre actualmente a este paso para llegar a su destino, y la cifra crecerá con el tercer paso.
También se elevará el tamaño de los barcos que cruzan de océano a océano por el Canal. Los mercantes clase Post-Panamax surcan los mares desde 1988 con dimensiones demasiados elevadas (385 metros de eslora frente a los 294 metros de los Panamax) para las dos esclusas actuales. El tercer juego salvará ese problema, incrementando la capacidad de transporte de la ruta hasta los 14.000 contenedores por barco, un cambio que removerá los cimientos en los que se ha asentado durante décadas el flujo marítimo mundial de mercancías.