Siguiendo instrucciones del Gobierno, representantes españoles y estadounidenses convocan una reunión por la noche en el cine del pueblo para tratar el tema de las indemnizaciones, concretar reclamaciones y aliviar el estado de psicosis.
La presión periodistas extranjeros es cada día mayor y se les prohíbe entrar en la zona afectada por razones reserva y peligro.
El Gobierno español hace frente a los bulos de la prensa sensacionalista con otras falacias. El ministro Fraga Iribarne afirma en los medios que no existe rastro de radiactividad en tierra o mar.
Ante la presión de los medios, tiene lugar la primera rueda de prensa. El Gobierno de Franco evita reconocer oficialmente que se busca una bomba nuclear, aunque todo el mundo hable de ello. Los norteamericanos también obvian el tema y siempre hablan de “búsqueda de material clasificado”.
Comienza a funcionar un equipo de interferencias radiofónicas en Vera para limitar la información que recibe la población local.
Los vecinos perjudicados aceptan firmar los finiquitos de las indemnizaciones por daños y perjuicios a consecuencia del accidente.