La gran migración diaria

630.000 personas cambian de provincia para ir a trabajar

Texto

Javier G. Jorrín

Jesús Escudero

Formato

Laura Martín

Pablo Narváez

Luis Rodríguez

El trayecto para ir a trabajar no se mide en kilómetros, sino en minutos. A medida que se acortan los tiempos, se amplían las distancias, hasta sobrepasar las fronteras provinciales. El 3,2% de los ocupados ya vive en una provincia distinta a la de su trabajo.

España vive cada día una pequeña gran migración de personas que cambian de provincia para ir a trabajar. Según los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en 2019 se superó por primera vez la cota de 600.000 ocupados que viven en una provincia y trabajan en otra. En total, fueron cerca de 630.000 trabajadores de media a lo largo del año, la cifra más alta nunca registrada y equivalente al 3,2% de todos los ocupados. Se trata de un volumen de población superior al de la ciudad de Málaga y próximo al de Zaragoza, la quinta ciudad más grande de España.

La movilidad interprovincial marca máximos

Número de trabajadores que trabaja en una provincia diferente a la de residencia

Dato trimestral

Media móvil de cuatro trimestres

Fuente: EPA

Este aumento de la movilidad interprovincial responde, principalmente, a la mejora de las infraestructuras de transporte, sobre todo carreteras y ferrocarril y a las diferencias crecientes en algunas regiones. El radio de movilidad se mide en tiempo: cuando el tiempo de distancia entre la casa y el puesto de trabajo es de aproximadamente una hora, los trabajadores optan por viajar todos los días. Por encima de esta duración se reduce drásticamente el flujo de ocupados y empiezan a aparecer las mudanzas. De ahí que la mejora de la comunicación por tierra haya permitido ampliar el radio espacial más allá de los límites de la provincia. Además, las fórmulas del teletrabajo permiten no acudir todos los días a la oficina, lo que genera un incentivo adicional a vivir lejos del trabajo.

El aumento de la movilidad responde a la mejora de las infraestructuras y al auge del teletrabajo

La movilidad funciona como una válvula de escape ante la acumulación de desequilibrios en una región, ya sean económicos o sociales. Así se genera un incentivo a que la población decida vivir fuera. El mejor ejemplo es el que ocurre con Madrid y Barcelona a medida que se convierten en grandes metrópolis que engullen a las ciudades vecinas y disparan los precios de la vivienda. Esto expulsa a una parte de la población hacia las provincias vecinas. Por ejemplo, en Toledo viven 58.000 personas que trabajan en Madrid. En Guadalajara son más de 41.000. Y lo mismo, pero en menor escala, ocurre con Tarragona y Girona, que albergan a más de 10.000 trabajadores de Barcelona.

Principales movimientos laborales interprovinciales

Flujos de más de 2.000 trabajadores de media anual en 2019

Resto de movimientos

Trabajos en Madrid y Barcelona

En muchos casos, esta movilidad es la alternativa a la mudanza. De ahí que las regiones más dinámicas, que crean mucho empleo, experimenten cada día una gran afluencia de población desde las provincias vecinas para ir a trabajar. Es el caso de las capitales autonómicas, cuya economía es más boyante que la del resto de la región, en buena medida por albergar a las instituciones. También ocurre a la inversa: muchos habitantes eligen vivir en las capitales antes que mudarse a ciudades pequeñas con pocos servicios.

Capítulo 1

La voracidad de Madrid

Madrid es el gran ‘agujero negro’ de España que todo lo engulle. Más de 160.000 ocupados de todo el país tienen su centro de trabajo en la capital pese a vivir en otras provincias. Sus ‘redes’, que hasta hace una década se extendían hacia el sur, han saltado la sierra norte de la región y se extienden ya por Castilla y León. La mejora de las comunicaciones por carretera y ferrocarril, en especial desde la puesta en marcha del AVE hasta León, ha contribuido a reducir el tiempo de los viajes y hacer más atractiva la vida al norte de Madrid.

Los tentáculos de Madrid se extienden

Número de personas que tienen su trabajo en Madrid

< 1.000

1k-4k

4k-10k

> 10.000

Fuente: EPA

Valladolid ha pasado de estar a dos horas y media de Madrid en coche a menos de una hora en tren. A medida que se reducen los tiempos, las redes se van extendiendo por el territorio. El resultado es que en la provincia vallisoletana viven ya más de 4.300 personas que tienen su trabajo en Madrid. Este flujo de trabajadores se ha duplicado en menos de 15 años, lo que demuestra la profundidad de esta nueva tendencia de movilidad.

La situación en Segovia es idéntica, ya que tiene la misma línea de AVE que Valladolid y el viaje apenas dura media hora. Eso sí, comprar un piso en el centro Segovia, sin el estrés ni la contaminación de Madrid, sale a poco más de 1.000 euros el metro cuadrado, cinco veces menos que en el centro de Madrid. Esto explica que en 2019 hubiese ya más de 4.100 trabajadores de Madrid viviendo en Segovia, más del doble que en 2005.

La extensión del AVE por Castilla y León ha permitido que muchos residentes puedan trabajar en Madrid

Ávila también es un buen lugar de residencia para los trabajadores de Madrid, aunque en su caso la conexión principal es por carretera. Esta diferencia es significativa, ya que como la infraestructura es previa al AVE, no se observa el gran ‘boom’ de movilidad de los últimos años que sí han vivido Segovia y Valladolid. En total, hay más de 4.500 trabajadores de la provincia castellana que trabajan en Madrid, cifras similares a las existentes antes de la crisis.

Capítulo 2

El ‘efecto capital’

Un efecto que se observa en las comunidades grandes es que en la capital, en la que se juntan todas las instituciones autonómicas y, por tanto, buena parte de los trabajos del sector público, se origina un polo de atracción de población y puestos de trabajo. No en vano, casi el 5% de los funcionarios tienen el trabajo en otra provincia de la que viven, por el 3,25% de los ocupados de empresas privadas.

Estas grandes ciudades tienen, además, una gran oferta cultural y de servicios, por lo que generan incentivos para captar habitantes, en especial procedentes del mundo rural que se sigue vaciando. De esta forma, estas capitales concentran a población que se desplaza cada día a otras provincias para trabajar.

El mejor ejemplo es el de Sevilla, que se sitúa entre Huelva, Cádiz y Córdoba y que nutre de trabajadores a las tres. En total son más de 13.000 sevillanos cuyo empleo está en alguna de sus provincias vecinas. Esto explica que Sevilla tenga casi 18.000 puestos de trabajo menos que trabajadores.

Álava, la capital de provincia con más trabajadores de otras provincias

% de puestos de trabajo ocupados por personas de otras provincias

0-2%

2-4%

4-7%

+7%

Fuente: EPA

Zaragoza vive una situación similar con Teruel y Huesca que demuestra que muchos trabajadores prefieren vivir en la gran capital. En total, un 3,3% de los trabajadores de Teruel y un 2,5% de los de Huesca residen en la provincia de Zaragoza.

Uno de los casos más particulares es el que ocurre con Vitoria, donde se concentran las instituciones forales vascas, pero que queda eclipsada por dos ciudades más grandes y dinámicas: Bilbao y San Sebastián. Muchos ciudadanos prefieren vivir en Vizcaya y desplazarse hasta Álava para trabajar, de modo que el ‘efecto capital’ en este caso no es el predominante. En total son más de 11.000 trabajadores de Álava que viven en Vizcaya. Esto explica que sea la provincia de España con más trabajadores que viven fuera de su territorio: nada menos que el 14% de sus ocupados.

Capítulo 3

El motor del empleo en el norte

Las dos comunidades forales son, por detrás de Madrid, las más ricas de España en términos de PIB per cápita. Su economía industrializada y con un potente sector servicios es más productiva que la de la mayor parte de España, lo que fomenta la creación de empleo de calidad. Esos puestos de trabajo también estimulan la economía de las provincias vecinas, que se sitúan a una hora en coche. Cada mañana se produce un gran flujo de población desde Cantabria, Burgos y La Rioja hacia las dos comunidades autónomas, lo que genera también un importante trasvase de rentas.

Principales movimientos laborales interprovinciales en torno a Navarra y País Vasco

Estas provincias surten de mano de obra a País Vasco y Navarra y, además, ofrecen suelo a buen precio para sus habitantes. La suma de los dos factores explica la gran conexión económica que hay entre estas regiones. El flujo de trabajadores de Cantabria hacia Vizcaya es uno de los más intensos de toda España (es el séptimo en volumen y el segundo en el que hay cambio de comunidad autónoma por detrás de Madrid y Castilla-La Mancha). En total, hay unos 10.000 habitantes de Cantabria que su puesto de trabajo está en Vizcaya. La proximidad geográfica, la gran diferencia de precios y la zona de costa de Cantabria son atractivos suficientes para que muchos trabajadores prefieran vivir en ciudades como Castro Urdiales, Laredo o Noja antes que en Bilbao.

La conexión territorial mejora la distribución de rentas en el territorio y reduce los problemas de vivienda

Esto explica que en Cantabria haya 13.000 ocupados más que puestos de trabajo, porque casi todos ellos tienen su empleo en el País Vasco. Nada menos que el 5,5% de todos los trabajadores. Una situación similar ocurre en La Rioja. Logroño está a menos de 10 minutos en coche del vértice en el que confluyen Navarra, País Vasco y La Rioja, lo que genera muchas posibilidades de movilidad a la ciudad. En total, hay más de 7.000 riojanos que trabajan en Navarra y más de 4.000 que trabajan en Álava. Vitoria también recibe a muchos trabajadores de Burgos, incluyendo del Condado de Treviño, que está dentro de la provincia alavesa. En total son casi 3.000 los trabajadores que se desplazan desde Burgos hacia la capital vasca.

Capítulo 4

La movilidad en Castilla

Los desplazamientos entre provincias son especialmente intensos en Castilla y León, y eso a pesar del despoblamiento de toda esta región. Las provincias del centro de la comunidad tienen una buena conexión por carretera a través de las autopistas perpendiculares a la A-6, lo que permite buscar un empleo en varios kilómetros a la redonda sin necesidad de mudarse. Por ejemplo, en un radio de una hora en coche desde Valladolid se encuentran importantes ciudades como Palencia, Zamora, Salamanca, Tordesillas, Medina del Campo o Aranda de Duero.

Además, en esa región existen diferentes núcleos de actividad diferentes. Las fábricas de Renault son dos de los principales, situados en Valladolid y Palencia y que suponen más de 10.000 empleos. Las instituciones de la Junta están situadas en Valladolid, lo que atrae a un tipo de trabajadores con elevada formación. Zamora, por el contrario, alberga a una buena parte de la Ribera del Duero, que concentra empleo agrario.

Principales movimientos interprovinciales de Castilla y León

Fuente: EPA

Esta diversidad de empleo y las buenas comunicaciones generan un gran flujo de trabajadores interprovincial. Palencia destaca por ser la cuarta provincia con mayor porcentaje de ocupados que viven fuera, superior al 9% y Valladolid y Zamora se sitúan también en el rango alto, con más del 4% de sus trabajadores que viven fuera.

Solo entre Valladolid, Palencia y Zamora hay un flujo que supera los 10.000 trabajadores. Este intercambio ha crecido en los últimos años y está ya en máximos históricos, lo que refleja que no se limita a un intercambio que se produzca justo en la frontera, sino que se extiende hacia el interior de las provincias. Esta movilidad genera un reparto de rentas y afianza los lazos entre vecinos territoriales y, a medida que las conexiones sigan mejorando y el teletrabajo se afiance, es de prever que se consolidará.

Nota metodológica

Cómo hemos calculado la movilidad

Las cifras de este reportaje proceden del análisis de los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que cada trimestre publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). La EPA es una de las mayores encuestas que se realiza en España, con unas 160.000 entrevistas cada trimestre (los barómetros preelectorales del CIS para las elecciones generales se basan en unas 18.000 encuestas). Así pues, los datos calculados se basan en el análisis de más de 9,9 millones de encuestas –más de 600.000 cada año– para el periodo 2005-2019.

Estos microdatos recogen información que no se publica en las tablas que publica el INE en su página web. Por ejemplo, a cada ocupado se le pregunta por la provincia en la que vive y la provincia donde tiene su centro de trabajo. El análisis de estas dos columnas de los microdatos –y su evolución en el tiempo– ha sido el origen de los datos de este reportaje.

El INE otorga un factor de elevación a cada encuesta para su ponderación. Es decir, cada entrevista representa a un determinado número de personas. La suma de todos los factores de elevación de las 160.000 entrevistas trimestrales equivale a la población que vive en España, 46,8 millones a finales de 2019.

Los datos del reportaje representan medias anuales. Es decir, primero se han calculado las cifras trimestrales a partir de la suma de los diferentes factores de elevación de acuerdo a una serie de condiciones, para posteriormente calcular la media anual a partir de los datos trimestrales. La combinación y análisis de los microdatos se ha realizado con R. Una metodología más detallada se publicará en los próximos días en el repositorio de GitHub de la Unidad de Datos.